domingo, 17 de noviembre de 2013

ME ENTRE - VISTO


POR QUE CUENTOS?
No se... hay tantos... desde siempre los hubo. En la prehistoria se contaban hechos, sucedidos, cronicas y por que no? Cuentos! 
A mi me impactan los cuentos porque mueven situaciones internas, algunos llegan a conectarse tan bien y tan profundo que quedan como viviendo dentro nuestro. Nos dan placer, nos liberan, nos permiten jugar con nuestras emociones. Y esto lo pueden lograr en tiempos relativamente breves. Tiempos en los que una imagen o un conjunto de imagenes, una palabra, una frase, logran traer un recuerdo, una vivencia o, lo que yo considero vital: realizar de alguna manera fuera de nosotros una fantasia. Esa "cosa" que estuvo dando vueltas y vueltas dentro nuestro y no nos animamos a expresar o manifestar... y de repente en una narracion aparece. Y ademas vemos que esta todo bien! 
Ese pequeño gran fenomeno expresivo es liberador. No?
Una alumna definió claramente lo que busco con los cuentos:
"...la vida se transforma una y otra vez, con Raúl el cuento te atraviesa y lo lanzas ...a tu estilo, con tu esencia, desde el alma.
Tuve muchos maestros, todos contaban pequeños cuentos para enseñarme, él te enseña a ser el cuento mismo, hacerlo tuyo para después regalarlo. La generosidad de compartir nuestros sueños a partir de un cuento, vivirlo con el cuerpo, maravillarte una y otra vez sólo con un cuento.
No es cualquier cuento, es especial, no se si lo elegís o él lo hace y cambia tu postura, tu mirada una y otra vez. Se trata de sumar, aprender, enseñar, entregarte y sorprenderte una y otra vez. Porque somos maravillosos y esencialmente amor. "(Gracias Stella Maris)

QUE BUSCA UN NARRADOR ?
Buena pregunta. Tal vez busca varias cosas y tal vez tiene varios objetivos. A mi forma de ver todos se dirigen hacia el objetivo final que es contar un cuento con la mayor veracidad posible, es decir creyendo en lo que se cuenta. Cuando estamos ecuchando a alguien que nos está contando algo, en el fondo decimos: pero será cierto? , será verdad? Y también en el fondo estamos creyendo en lo que nos dice. Tanto el narrador como su audiencia, necesitan creer lo que se esta relatando. Deben tener la seguridad de que lo que ocurre en ese instante es verdadero, cierto. Tal vez tenga algo de verdad ficticia o fantástica pero verdad al fin, durante ese momento.
Como narradores, la credibilidad que tenemos que darle a las imágenes, a las emociones deben ser totales. Un narrador que esta actuando o imitando un cuento, bien puede cumplir un papel informativo, una crónica descriptiva, pero no se está comunicando en toda su potencia expresiva con su audiencia, así sea una sola persona. En este caso ... algo estaría faltando.
El narrador (o narradora) tiene que saber, imaginar o intuir  lo que el otro quiere escuchar, aunque ese otro todavía no lo sepa.
Como lo dice Eduardo Galeano en este breve y magnífico cuento:

Enrique Buenaventura estaba bebiendo ron en una taberna de Cali, cuando un desconocido se acercó a la mesa. El hombre se presentó, era de oficio albañil, a sus órdenes, para servirlo:
 – Necesito que me escriba una carta. Una carta de amor.
– ¿Yo?
– Me han dicho que usted puede.
Enrique no era especialista, pero hinchó el pecho. El albañil aclaró que él no era analfabeto:
– Yo puedo escribir. Pero una carta así, no puedo.
– ¿Y para quién es la carta?
– Para... ella.
– ¿Y usted qué quiere decirle?
– Si lo sé, no le pido.
Enrique se rascó la cabeza. Esa noche, puso manos a la obra. Al día siguiente, el albañil leyó la carta:
– Eso – dijo, y le brillaron los ojos – , eso era. Pero yo no sabía que era eso lo que yo quería decir.

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